5/8/11

Tiempo

- Todos saben que yo lo hice -decía Saint a la chica en sus rodillas- pero nadie va a tocarme un pelo, no de los pocos que me quedan al menos, eres bonita ¿te lo había dicho ya? todas las chicas de tu edad son bonitas, disfrútalo tanto como dure, mírame a mí, sentado en la cima, bien, en un sillón para ser literales pero tú sabes de que hablo

- Usted habla de tener una chica en sus rodillas mientras todos en el castillo tratan de evitar pensar en matarlo hasta que estén listos para ello

Saint casi salta de su silla ante la respuesta de la chica

- ¿Quien te dijo eso niña?
- Usted lo dijo, se lo dijo al hombre que llego esta tarde, yo lo escuché
- Ya veo -le dijo más tranquilo, debería ser todo frialdad pero la compañía de jovencitas siempre le dejaba la cabeza caliente, aun así el contacto con esa piel suave no lo cambiaba por nada... es un decir
- Señor Saint -dijo ella ante su silencio- ¿está molesto? usted sabe, fue sin querer, me gustan los chismes, no se enoje
- Calma niña -le respondió el ,consejero metiendo la mano entre sus piernas- si alguna vez haces enfadar a un hombre tienes aquí un método infalible para calmarle, o más bien para ponerlo más fogoso

Un toque en la puerta corto su conversación cuando se ponía interesante, Saint envió a la chica a la cama (la suya por supuesto) y se vistió para recibir a su invitado, abrió la puerta y recibió a un hombre embutido en ropas de lino tan finamente colocadas como en un guante, un espectáculo para la vista de cualquier doncella y la otra razón por la que mando a Liliana a la habitación, es absurdo entrar en un conflicto donde las posibilidades de victoria con mínimas y a sus cincuenta años Saint no iba a ponerse a la altura de ningún muchacho, no en el físico al menos

Javier entro a la habitación valorando todo a su paso, después de servir a Saint cualquiera terminaba volviéndose calculador o era relevado, la habitación parecía sobria, sin demasiado lujo así como las ropas del consejero, en su situación esperaba incluso alguna extravagancia además de la joven sirvienta que el viejo metió en su cama, alguna pieza de valor extravagante adornando la sala o ropas mas suntuosas habrían ido más a juego pero Saint se caracterizaba por su prudencia

¿Prudencia? el muy atrevido se instalo en el trono como una araña que corta todas las rutas y usurpa los hilos, a eso nadie le podía llamar prudencia|, aun así la experiencia le dictaba que el viejo tenía mucho jugo para dar, entro, se saco el sombrero y se sentaron a la mesa

- Todos lo saben
- Claro que lo saben ¿Como no iban a saberlo?
- Cierto jefe y aun así no hacen nada, el pueblo rumora que todos se preparan para cortar cabezas, usted incluido
- ¿Y porque no habría de estar incluido?

La pregunta era retorica por supuesto, el viejo lo calibraba deseando saber si de algún modo su lealtad vacilaba por la presión o la codicia

- Todos dicen que las casas se preparan para echarlo en cuanto recuperen el control del consejo, de la guardia externa, de las gestiones generales y de las rutas comerciales
- ¡Ja! -dijo el viejo en un alarde de infantilismo, últimamente tenía muchos- solo falta que esperen a tener de vuelta la fe de sus súbditos y el cariño de sus caballos, ¡saben que he engordado mucho y quieren sacarme la grasa antes de tirarme por el risco! y deja de verme así, sabemos de sobra que es verdad, ¿Alguien ha sacado algo en limpio?

- Nada además de lo usual jefe, saben que usted manejaba la manipulación del rey
- Era un muchacho con demasiado poder ¡Claro que lo manipulaba! cualquier consejero sensato habría hecho lo mismo, excepto por lo último, claro está ¿Una copa?

Antes de escuchar la respuesta Saint se levanto y de su vitrina tomo una copa para su informante, en la mesa ya habían dos y una botella que se estaba gastando con su anterior acompañante, mucho más grata

- Como le decía jefe todos guardan el aliento
- Primero bebe, anda, te acompaño

A Javier nunca le gustaba ser interrumpido por su tendencia a ensayar sus frases, ahora tendría que seguir el dialogo con otra entrada, ambos lo sabían y lo permitían como una muestra de jerarquía o como un juego, el de abajo tiene que aguantar los juegos del de arriba de todos modos

- Entonces -reanudaba en otro ángulo- todos saben y también les queda claro que lo necesitan, ¿me permite otra pregunta jefe?

Habían hecho suficiente aquello de "ya has hecho la pregunta" para acostumbrarse a pedir siempre una segunda, Saint le confirmo inclinando la cabeza y con la mano extendida

- ¿Esos tipos al norte son cosa suya?
- ¿Y de quien más iban a ser? De cualquiera por supuesto que en esta época nadie está seguro de nada pero si, son mis muchachos aunque ese chico Mill no quiera admitirlo
- Es una de las cosas que todos sospecha, también queda en duda si las criaturas saliendo de la grieta son otra parte de su plan ¿No lo son cierto?
- Yo digo que no ¿pero quién puede decirlo Javier? hace unos días una mujer me envió un panque relleno con crema de frutas con una de las cocineras, ni siquiera recordaba que puse a su hijo en un puesto de la guardia y me agradecía por eso, un hombre de mi talla tiene tantos amigos y enemigos que no puede contarlos a todos, ni siquiera verlos, en este momento hay en Kentsys algunos hombre apoyándome sin que se los diga y beneficiándose de mis acciones así como otros en la Franja y en Martmain, cuando abarcas mucho tiendes a tocar puestas con solo caminar

La conversación de había estancado, cuando Saint sacaba esos monólogos era mejor dejarlo en paz antes que darle cuerda, de hecho la mayoría de los poderosos sentían esa inclinación a hablar que tanto lo fastidiaba y la razón de que ensayara sus palabras, ambos lo sabían y Saint dejo ir una risa entre dientes cuando cayó en la cuenta de que otra vez incordiaba al hombre así que simplemente se levanto para despedirlo en la puerta como un gesto de deferencia que solía usar con todas las personas, al menos con ello Javier sabía que seguía con la cabeza en el sitio en donde solía funcionar, muy muy arriba, se despidió sin ceremonias y le entrego un papel con el resto de las noticias recogidas

Cuando se fue Saint se dispuso a volver con la chica y sus carnes juveniles pero el deber estaba primero, abrió la nota escrita en clave, una recopilación de respuestas de sus distintos informantes, Javier los interrogaba y ellos le daban una respuesta parca que recopilaba en esa nota, ni siquiera sabia que informaba cada sujeto, la fila dejaba ver algunas cosas interesantes, Mill estaba en su sitio y había recibido las armas, su gente saque un pueblo para celebrar su armamento y comenzó su marcha hacia el interior, las criaturas seguían saliendo, eso si podría llegar a preocuparle pero el dolor en su costado le recordó que ya nada podía hacerle verdadero daño, se dejo caer en el sillón mientras se tomaba otra copa y otra y otra, no quería recurrir a la droga hasta antes de ir a la cama, siguió leyendo

Kentsys, si, estaban recibiendo a sus refugiados más ricos y desde ahí apoyarían la confrontación incluso sin saberlo pues su presencia fortalecía la zona y la convertía en una barrera anti invasiones, atrapando a los otros de su propio lado, con eso y la amenaza de Mill Diraen nadie podría moverlo, lo matarían hasta terminar el conflicto cuando al fin fuese descartable, si supieran que ya casi lo era
«No, nada de autocompasión»

Abrió la ventana y se quito la camisa para refrescarse, en el reflejo pudo ver su piel reseca y velluda, un hombre viejo que podía llamar muchachos a hombres de treinta y tantos como Javier, les decía a todos que pasaba los cincuenta para hacer cuadrar las cuentas desde una época en que parecía mucho menor de su edad y le sacaba provecho, la ciudad se iluminaba con el resplandor de la magia, un brillo tan bello como el del alba temprana antes de ser calentada por el sol, tal vez se merecía ese homenaje, él ayudo a los Doser a elevarse sobre las otras casas aun con el pasado tremendamente aventurero del rey

«Se merecía algo mejor»

Algo más que una muerte lenta tendido en cama, habían recorrido la grieta y sacaron algunos trofeos cuando aún conservaban el vigor, se merecía algo más apropiado que eso, incluso ser ejecutado por sus crímenes seria más noble que ser vencido completamente por una enfermedad, la ciudad le daba fuerzas, abajo estarían los hombres sencillos viviendo sus vidas sencillas ¿Que sería de ellos sin una dirección? serian granjeros viviendo de a poco y con poco, pasando el día a día hasta morir y heredar esas aburridas vidas a sus vástagos

No, ellos los necesitaban, necesitaban a los grandes, a los poderosos, a los hombres que con su voluntad les daban sentido y un propósito mas grande que ellos, Valiana fue fundada por una pandilla de aventureros y llegaba el tiempo de pasar la estafeta, los nobles se mecían en sus camas esperando resolverlo todo echados como siempre, los que valían la pena serian destilados en el conflicto y el resto pasarían por el cadalso

Quizá deberían agradecerle

¿Por qué no? sin su cruzada el reino pasaría por una época de derroche a manos del rey y después de su muerte las otras familias se pelearían un reino desgastado hasta los cimientos, seguramente perderían ciudades contra Kentsys y las leyendas hablaban de un crecimiento en la grieta, serian tragados por un exterior más bravo si se volvían complacientes

«Te estás justificando viejo bobo, aparta eso y deja ver la verdad»

Verdad, la verdad es que se merecía algo mejor, el construyo el reino aguantando a ese estúpido rey que solo sabia presumir y ordenar "Aquí debería ir un acueducto, encárgate Saint" "los granjeros quieren semillas de un nuevo cultivo, encárgate Saint" "mi reina quiere un regalo especial Saint, ¿recuerdas esas ropas que usaban las embajadoras del norte? si, las que venían del otro lado del mar, esas estarían bien" tantos y tantos años de servicio para terminar así, no, si mostraba debilidad lo echarían a un lado, el conflicto lo volvía indispensable, incluso cuando estuviera muriéndose nadie osaría dejar de depender porque eso significaba hacerse cargo ellos mismos, la mitad de las familias y los comerciantes dependían de su palabra y nadie lo iba a hacer a un lado

El dolor volvía, movió un tapiz y detrás de el abrió una trampilla donde almacenaba su droga contra el dolor, un preparado de los guerreros sagrados de Newen ahora usada para revitalizar a un viejo, no, a un hombre, se la metió de un golpe masticando la cascara que servía de ampolleta y el sabor amargo le sacudió la boca , las fuerzas le volvían pero bien sabía que era una ilusión, la primera vez que la probo sintió que podría romper un muro a puño limpio y cuando se le paso el efecto comprobó que tan rota tenia la mano, no, ahora sabia los límites de su cuerpo viejo y gastado, solo su mente necesitaba apartarse del dolor lo suficiente para pensar y para sentir

En la cama estaba la chica, esperaba que aun estuviese despierta

2 comentarios:

  1. Esto es continuacion directa del anterior, la idea es hacer un capitulo cuyas escenas empiecen con que todos saben que Saint es el culpable (fumate esa Clue Superdetective)

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  2. Los reinos antiguos se sostienen con la espada, y con consejeros maquiavélicos como este... "te está justificando, bobo". Buena esta y además, le da un toque humano, la debilidad.
    Saludos.

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